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Amo el sur de Chile y la naturaleza en general, así como viajar. Este libro me trasladó no solo a un lugar hermoso sino que también a una época linda. Pude entender cómo es posible amar tanto vivir en un lugar con un clima tan extremo. Y es que toda la belleza natural tiene un peso mucho más grande que cualquier dificultad que se encuentre por el camino.
El libro es un relato de las familias belgas que llegaron principalmente a Chile Chico en la Patagonia Chilena.
Al terminar de leer siento esa nostalgia desgarradora por una infancia que nunca más podrá volver. Qué tiempos maravillosos cuando nadie ocupaba sus horas con celulares y no hacía falta sacar fotos de cada cosa que se hacía, sino disfrutar realmente de hacerlas!
Muchos de los relatos pueden parecer peligrosos a los ojos de los padres superprotectores que existen hoy... pero los niños de verdad fueron felices! También crecieron con un sentido de responsabilidad y madurez extintos al día de hoy.
Sufrí con cada desgracia que ocurrió en sus vidas como si los conociera, pero viví cada aventura feliz, como si también hubiera estado allí.
Un libro imprescindible para los amantes de la naturaleza y de los viajes.
Ahora solo me queda hacer las maletas y conocer ese rincón hermoso del planeta que me llama a viva voz, porque aunque conozco Punta Arenas y Puerto Natales, no estuve nunca en esta parte un poco más norteña de la Patagonia, y definitivamente cuando esté allí llevaré conmigo todos los recuerdos vividos en este viaje entre páginas.
